Historias del fútbol

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gorrogoma
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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

MÉXICO 1970
La modernidad llega al fútbol

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Logotipo y mascota de México'70

México ’70 fue un Mundial maravilloso. La FIFA concedió el Mundial a este país en el Congreso que celebró
durante los Juegos Olímpicos de 1964, en Tokio. México ya tenía adjudicados los JJ.OO. de 1968, de modo
que contaría con una importante infraestructura (estadios, aeropuertos, autopistas...). Su rival para la
adjudicación fue Argentina pero México ganó 56 a 32. Los aztecas llevaban tiempo haciendo campaña y ya en
Chile’62 estuvo Guillermo Cañedo al frente de una delegación que instaló un stand en el hotel Carrera,
donde México mostró su proyecto, que incluía una espectacular maqueta del Estadio Azteca. Y durante los
dos años siguientes tuvo a mucha gente viajando por el mundo. Así que se ganó la designación. Y Argentina
no solo se quedaría sin organizar el Mundial, sino sin participar en el mismo.

Perú la dejó en el camino. Perú tenía un gran equipo, con los Chumpitaz, Cubillas, Sotil y Perico León.
Pero es que además Argentina tuvo cuatro seleccionadores en los dos años previos al Mundial: Cesarini,
Minella, Maschio y Pedernera
. Se inscribieron setenta países para catorce plazas. Inglaterra como campeona
en el 66 y México como anfitriona estaban clasificadas de oficio. Europa tuvo nueve plazas, incluida la de
Inglaterra, que fueron para Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Alemania Occidental, Italia (campeona de Europa),
Rumanía, Suecia y la URSS. Sudamérica contó con tres plazas, que ganan Brasil, Uruguay (campeona de América) y Perú.
Por la CONCACAF va El Salvador, tras una guerra que luego os cuento. Marruecos se lleva la plaza de África e Israel
la de la zona Asia/Oceanía. Será la única participación hasta ahora de Israel en la Copa del Mundo, y no hará tan
mal papel. En un grupo muy parejo, perdió contra Uruguay (2-0) y empató con Suecia (1-1) e Italia (0-0). Fue la
primera Copa de Mundo televisada en color. El balón cambió: apareció uno formado por más piezas, también con hexágonos
y pentágonos, del que se alabó que tenía más esfericidad. Tuvo nombre de satélite televisivo, Telstar, y muy visible el rótulo de Adidas.

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Balones Telstar usados en los Mundiales de 1970 y 1974.

Se mantuvo de nuevo la fórmula que ya se había hecho clásica: cuatro grupos de cuatro, con liguilla, y los dos
primeros de cada grupo a cuartos, para irse eliminando hasta la final. Hubo mascota, Juanito, un niño futbolista
con sombrero mexicano y vestido de futbolista con los colores de la selección local. Se jugó en cinco ciudades:
México D.F., Toluca, León, Puebla y Guadalajara. El Azteca, de reciente construcción, impresionó con sus 114.000 plazas,
perfecta visibilidad y toques de vanguardia.

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Estadio Azteca

En este Mundial aparecieron las tarjetas y los cambios. Las tarjetas, como las conocemos aún hoy:
amarilla (a la segunda, expulsión) y roja (expulsión directa). Los cambios, dos por equipo, sin
necesidad de que mediara lesión. La primera tarjeta amarilla llegó ya en el primer partido, el
URSS-México, y se la mostró Tschenscher, árbitro alemán, al soviético Asatiani, en el 27’, por una
dura entrada sobre el local Velarde. Asatiani, por cierto, tendría un final trágico. Con cincuenta
y cinco años murió tiroteado en Tbilisi, donde se dedicaba a diversos negocios, turbios al parecer,
después de haber sido director de Deportes de Georgia.

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Asatiani fue el primer tarjeteado de la historia.
Murió asesinado por unos pistoleros.


El primer cambio se produjo en ese mismo partido, que fue el inaugural del campeonato y se jugó el 31 de mayo.
Correspondió también a un soviético, Serebryanikov, reemplazado tras el descanso por Puzach. El arbitraje se repartió
más que en anteriores ediciones. Solo veinte de los treinta y seis partidos fueron arbitrados por europeos, entre los
que se contó al español Ortiz de Mendíbil, llamado a última hora por enfermedad de Juan Gardeazábal, "Juanito",
que estaba designado por cuarta vez para la Copa del Mundo y que murió en 1969, por un cáncer de estómago.

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Hubo árbitros de cinco países americanos (incluyendo uno de EE. UU. que no participó), uno de Israel, uno de Egipto
y otro de Etiopía. El arbitraje mandaba señales de
la creciente universalidad del fútbol. El campeonato empezó ese 31 de mayo y concluyó el 21 de junio. Y fue, en
términos generales, una maravilla. Dejó muchos grandes momentos en un periodo bisagra del fútbol, en el que el rigor
táctico aún no era tanto como para ahogar las individualidades, que las hubo, y muy buenas. Las tarjetas vinieron bien
aunque no venían a ser sino un instrumento para animar a los árbitros a hacer lo que ya podían hacer antes, porque el
reglamento les facultaba. El máximo goleador fue Gerd Torpedo Müller, alemán, con diez goles. Un fiera, pese a su
físico algo raro, porque era bajo de estatura con un cuello largo, culibajo, piernas supermusculadas y arqueadas,
un aire en general un poco contrahecho. Pero era listo, con gran instinto del gol y certero. Se jugaron treinta y
dos partidos con 95 goles, lo que da 2,97 por partido. La asistencia fue magnífica: 1.673.975 espectadores, lo que da 52.313 por partido.

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Gerd Müller, pichichi del Mundial

Honduras-El Salvador, la guerra del fútbol

La fatalidad quiso que en el curso de la fase de clasificación de la zona CONCACAF se enfrentaran Honduras y El Salvador.
Ambas ganaron su grupo de tres y luego tuvieron que jugar entre sí. Digo fatalidad porque esos dos países, que comparten
419 kilómetros de fronteras estaban entonces en relaciones de mala vecindad. O pésima. Muchos salvadoreños pasaban la frontera
ilegalmente para contratarse como peones en tierra hondureña. Soportaban sueldos y abusos de los terratenientes que los peones
hondureños no querían tolerar. Eso hizo que entre las clases trabajadoras de Honduras se fuera creando una inquina contra los
salvadoreños, que estimaban les estaban quitando el trabajo, o dando argumentos para que los terratenientes les ofrecieran
míseras condiciones. Se calculaba que había unos cien mil salvadoreños en Honduras, lo que refleja la escala del conflicto.
Así estaban las cosas cuando se enfrentaron. Como es lógico, el fútbol calentó el asunto. En Tegucigalpa ganó Honduras 1-0.
Los salvadoreños ganaron en El Salvador 3-0. En ambos casos se acusaron mutuamente de «encerrona». Como contaban puntos,
no goles, hubo que jugar un desempate, que se celebró en México. Ganó El Salvador, el 26 de junio de 1969, por 3-2.
La alegría de los salvadoreños en Honduras fue tomada como una provocación y eso terminó de hacer que estallara la violencia.
Por Honduras corrió un dicho que se hizo muy popular: «Hondureño, toma un leño y mata a un salvadoreño». Hubo muchos que lo
siguieron al pie de la letra. La policía hondureña se vio desbordada, o en algunos casos hizo la vista gorda. Y en las zonas
rurales la situación se hizo incontrolable. El Salvador desplegó sus fuerzas en la frontera, dispuesto a invadir el país para
proteger a sus conciudadanos y bombardeó el aeropuerto de Tegucigalpa. Naturalmente, eso no hizo más que incrementar las matanzas.
Comenzó una guerra en toda regla, que afortunadamente la Organización de Estados Americanos consiguió detener en cuatro días,
con un saldo de 6000 muertos y 20 000 heridos.

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El Salvador aún tuvo que pasar otra ronda, ante Haití, y también se impuso, de nuevo con desempate, así que fue al Mundial. Le tocó el grupo I, donde tuvo como enemigos a Bélgica, México y URSS. Jugó los tres partidos en el monumental Estadio Azteca, con los marcadores respectivos de 3-0, 4-0 y 2-0.



En Flandes se ha puesto el sol

Aquellos eran años oscuros para nuestra selección, años en los que empezaba a incubarse un pesimismo
que duró prácticamente hasta la Eurocopa de Viena, la de Luis, la Roja y el tiqui-taca. Tras ganar
la Eurocopa de 1964, habíamos pinchado en el Mundial de 1966 (dos derrotas y una victoria en la fase de grupos)
y habíamos caído eliminados por Inglaterra, en el camino hacia la fase final de la Eurocopa de 1968. Ahora se
trataba de ir al Mundial de 1970, en México y, la verdad, no había un gran ánimo. La Federación había nombrado
como seleccionador a un desconocido, Eduardo Toba, doctor en Medicina, gallego, sin currículum apenas en España.
Había entrenado algo al Deportivo de La Coruña, sin mayor gloria. Su aval era que había obtenido buenos resultados como seleccionador
de Costa Rica. Pero eso, ¿qué emoción podía provocar en España? Era además un hombre plano, tedioso, cuya propuesta
tampoco emocionaba. Planteaba un 4-4-2. Le gustaban mucho los defensas y los centrocampistas, y poco los delanteros,
sobre todo si eran extremos. Ni siquiera el estupendo resultado de su primer partido, 1-3 en Francia, levantó los
ánimos. Francia estaba decadente en ese tiempo y además el juego no gustó. Y así afrontamos el grupo de clasificación
para México’70, en el que teníamos como rivales a Bélgica, Yugoslavia y Finlandia.

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Eduardo Toba

En aquel tiempo, las jornadas no iban al compás, como ocurre hoy. Los equipos iban concertando sus partidos en fechas a conveniencia de las dos partes en juego. Y así ocurrió que Bélgica fue más madrugadora. Llevaba ya tres partidos antes de que nosotros jugáramos el primero. Y los ganó los tres: el 19 de junio, 1-2 en Finlandia; el 9 de octubre, 6-1 a Finlandia en casa; y el 16 de ese mismo mes, 3-0 a Yugoslavia. Así que cuando vino a visitarnos, el 11 de diciembre, ya tenía seis puntos (se daban dos por victoria). Nosotros, mientras, solo habíamos jugado un partido, un 0-0 en Yugoslavia, buen resultado si se mira, pero con un juego desesperadamente aburrido. A nadie complacía aquella selección. Más que los hombres, que también, se discutía el cicatero estilo de juego. Se pensaba que había jugadores para más. Eduardo Toba empezaba a ser considerado algo así como el enemigo público número uno. Nadie le quería. En esas estábamos cuando el 11 de diciembre nos visitó Bélgica. Su cuarto partido, el segundo para nosotros. Ellos, seis puntos, nosotros, uno. Se jugó en el Bernabéu, en una noche fría y en un ambiente desangelado, casi desolador. Once mil personas en el estadio, que entonces tenía capacidad para más de cien mil. España sale con Sadurní; Torres, Tonono (Gallego, 45’), Zabalza, Eladio; Claramunt, Pirri, Grosso, Germán (Marcial, 45’); Amancio y Gárate. El partido es malo, el delantero centro Devrindt (muy bueno) adelantó a los belgas en la primera parte, y gracias a que Gárate empató a trece minutos del final no nos quedamos fuera esa misma noche. Pero aumentó el pesimismo. Nuestro tercer partido, de los seis del grupo, es la devolución de visita a los belgas y se juega el 23 de febrero de 1969 en el Estadio Sclessin de Lieja. Se televisa en directo para España, a primera hora de la tarde. Echando cuentas en las vísperas, descubrimos con horror que perdiendo el partido estamos eliminados, y que aún empatándolo tendremos un techo de ocho puntos, los mismos con los que quedaría Bélgica con el empate. Así que había que ganar. España sale con Iríbar; Martín II (Torres, 34’), Gallego, Zoco, Eladio; Claramunt (Asensi, 69’), Glaría, Velázquez, Grosso; Amancio y Vavá. En el equipo titular solo repiten cuatro de los once de la noche del Bernabéu, lo que da idea del desconcierto. Por el contrario, en Bélgica se aprecia una continuidad, desde el meta Trappeniers al extremo izquierda Puis, pasando por todos los artistas de la compañía, los Van Moer, Polleunis, Van Himst y Devrindt, sobre todo este último. Un delantero matador, movedizo y preciso. Se convertirá en nuestra pesadilla futbolística, con dos goles en este partido, que sumar al que ya nos metió en Madrid. Asensi marca el 2-1, pero no llega. El partido es feo y duro, el árbitro danés Tage Sörensen consiente mucho a los belgas, y en un momento determinado, cuando Velázquez ha sido pateado en el suelo, Eladio sale hecho una furia para defenderle. Se forma un alboroto, el árbitro le expulsa, él no quiere irse. Interviene la policía, que le saca con las peores maneras. En casa contemplamos indignados la escena. Gallego, Zoco y varios más se meten en el barullo. Al acabar el partido, hay nuevos forcejeos en el túnel. La policía intenta llevarse detenidos a Gallego y Eladio, por «resistencia a la autoridad». Desde casa vemos ofendidos, humillados y dolidos el maltrato de la policía a nuestros jugadores . La delegación consigue por fin que no se les detenga, pero ambos serán declarados persona non grata en el país, al que tendrán vetada la entrada durante un año a partir de la fecha. (VIDEO)

El caso es que tras haber jugado solo tres partidos y a falta de los otros tres, entre ellos los dos con la cenicienta del grupo, nos hemos quedado ya sin Mundial. Como no podía ser de otra manera, Eduardo Toba salta y, con el ánimo de terminar el grupo decentemente, la Federación nombra un trío seleccionador formado por Muñoz, Artigas y Molowny, entrenadores de los tres grandes equipos del momento: Madrid, Barça y Las Palmas. Con ellos se recibe a Yugoslavia en el Camp Nou y se gana, 2-1, con Amancio y Rexach como extremos y Bustillo de delantero centro. El partido supone un cierto alivio. Pero luego, la visita a Finlandia nos llenará de oprobio. Fue el 25 de junio, ya terminada la temporada oficial, con los jugadores cuyos clubes no han prosperado en la Copa ya parados desde hacía muchos días. Se viaja allí sin ganas, sin objetivo, y se pierde 2-0 lo que produce el mayor de los escándalos.

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El trío seleccionador se disuelve discretamente durante las vacaciones. Para el último partido, la devolución de visita de Finlandia, entra Kubala como seleccionador. El partido se disputa el 15 de octubre, tres días después de la fiesta nacional, el día 12, que entonces se conocía como «el día de la raza». Se aprovecha para hacer una exaltación patriótica frente a Gibraltar. Se juega en La Línea de la Concepción, donde se estrena el Estadio José Antonio Primo de Rivera. España gana por 6-0, Gento se despide de la selección ese día, el mismo del estreno de Kubala como seleccionador.

(continuará)


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gorrogoma
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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

MÉXICO'70 (II)

Moore, encarcelado en Bogotá

Inglaterra viajó al Mundial de México como campeona del mundo. Lo había sido cuatro años antes, en su casa, de forma polémica.
Y aquel Mundial había servido, por desgracia, para abrir una brecha fuerte entre el fútbol europeo y el americano. La forma en
que Stanley Rous manejó los arbitrajes, y que lleva su episodio, irritó sobremanera en América. Toda América esperaba a
Inglaterra de uñas.

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Sir Stanley Rous, presidente de la FIFA desde 1961 a 1974

En esas condiciones viajó Inglaterra a México, donde se concentró. Antes del campeonato, programó dos
partidos de adaptación a la altura, uno en Bogotá y otro en Quito, los días 20 y 24 de mayo. Antes del primer partido, el día 18
se produjo un incidente en el hotel de los ingleses, el hotel Tequendama. Dentro del mismo había una joyería, llamada Fuego Verde.
Moore y Bobby Charlton la visitaron a las seis y media de la tarde. Charlton buscaba un regalo para su mujer. Cuando se marcharon
se echó a faltar un valioso brazalete de oro, de cincuenta gramos de peso, y con doce esmeraldas y otros tantos diamantes engastados.
Su precio era de más de dos mil dólares. La empleada, llamada Clara Padilla, declararía luego que le había parecido sospechosa una
maniobra de Bobby Moore. Moore era el capitán de Inglaterra, justo el hombre que había cogido de manos de la Reina la Jules Rimet
en Wembley.

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Hotel Tequendama en la actualidad

Él y Charlton se ofrecen a ser cacheados, la policía les interroga y el incidente se da por saldado, tras ofrecerles
excusas. El partido se juega con normalidad y se establece un acuerdo de buena fe de no extender el incidente a la prensa. Tras el
partido, que ganaron 0-4 a Colombia, volaron a Quito, para un segundo amistoso. También allí ganaron, 0-2. A continuación regresaron
a Bogotá, en escala hacia México. Alguien sugirió cambiar los billetes y hacer el regreso por Panamá, para evitar problemas, pero al
seleccionador, Ramsey, y a Moore eso les pareció indigno, y se mantuvo la programación inicial. Regresaron al Tequendama, se registraron
y se fueron al cine. Pero allí apareció la policía, enviada por el juez Pedro Dorado, titular del Juzgado 18 de Instrucción Criminal,
para detener a Moore. En el intervalo, un nuevo testimonio, de Álvaro Suárez, encargado de la joyería que habría visto la maniobra desde
la ventanilla de la trastienda, acusaba a Bobby Moore.

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Bobby Moore en un West Ham-Newcastle


El revuelo fue tremendo. Los ingleses no habían dado ninguna credibilidad a la
acusación y ahora veían detenido y encarcelado a su capitán, que proclamaba su inocencia. Todo se desenvolvía entre crispación y recelos
entre las comunidades inglesa y colombiana. O americana, porque toda ella estaba irritada por la actitud inglesa en el Mundial anterior
y por aquello de «animals» que lanzó el seleccionador Ramsey a los argentinos, pero que se interiorizó como un insulto a toda América Latina.
Tampoco contribuyó a poner paz en esta ocasión Alf Ramsey, cuya declaración sonó a una soberbia insoportable. «¿Para qué iba a robar
Bobby el brazalete, si tiene dinero para haberse comprado el hotel entero?».

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Alf Ramsey

El caso es que Bobby Moore fue encarcelado, entre un escándalo
Mundial, e Inglaterra voló a México sin su capitán. Pasó un interrogatorio de cuatro horas y una noche en la cárcel, mientras se desarrollaba
un intenso contacto entre los cancilleres inglés y colombiano. El embajador inglés llamaba a todas las puertas. Alfonso Senior, presidente
del Millonarios (el hombre que trajo al Madrid a Di Stéfano), de la Federación Colombiana y relevante figura de la FIFA, consiguió que
Bobby Moore saliera del calabozo y que se trasladara a su casa, bajo su propia custodia, en condición de arresto domiciliario, para lo que
hubo que forzar no solo voluntades, sino también la maquinaria legal.

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Bobby Moore, escoltado por la policía colombiana


Consiguió incluso que le fuera permitido acudir a entrenarse con el
Millonarios, a fin de mantener la forma. Por fin, tras hacer entrega el gobierno inglés de una fuerte fianza y con intervención directa
del primer ministro, Harold Wilson, se le permitió viajar a México el día 28. Llega a tiempo para capitanear a los suyos en el
primer partido, ante Rumanía, que ganarán 1-0. Inglaterra llegará a cuartos, donde caerá en un emocionantísimo partido, en prórroga, ante
la RFA. Moore jugó todos los partidos, y jugó muy bien. Al término del Brasil-Inglaterra, de la primera fase, Pelé (con quien coincidirá una
década después en el rodaje de la película ‘Evasión o victoria’)le escogerá para cambiar
las camisetas y declarará que era el jugador que mejor le había marcado en la vida. Técnico, limpio, elegante dentro y fuera del campo, era
difícil imaginarle de ratero.

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Bobby Moore y Pelé intercambian las camisetas

Con el tiempo se supo la verdad. Fue el propio encargado, Álvaro Suárez, quien había autorrobado la joya,
y había obligado a la empleada a acusar a Bobby Moore. La fianza le fue devuelta a Inglaterra, y el falsario pasó un tiempo en prisión.
Para entonces, Clara Padilla ya se había ido a vivir a Estados Unidos. Pero todo eso fue mucho más tarde y la noticia no tuvo el alcance
de la primera. En aquel entonces, Moore ya se había retirado, con 108 partidos en la selección inglesa, 90 de ellos como capitán. Falleció
a los 51 años, de cáncer de colon. No robó aquel brazalete.

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Portada de The Guardian del 27 de Mayo de 1970


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gorrogoma
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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

Mexico'70 (III)

La delantera de los cinco dieces

Brasil se clasificó arrolladoramente para el Mundial. Le tocó el único grupo de cuatro en la
clasificación de la zona sudamericana, con Paraguay, Colombia y Venezuela, y ganó los seis partidos,
con veintitrés goles a favor y tan sólo dos en contra. Pelé ha marcado seis de esos goles, cuatro de
ellos en los partidos contra Venezuela, la cenicienta del grupo. Tostão, que juega por su zona, parece
más en forma. Pelé está aún en los veintinueve años, pero se le ha explotado tanto que parece en
franca decadencia. Durante su carrera había jugado demasiados partidos y había sido golpeadísimo.

Recordemos que las tarjetas, que sirvieron de protección, no aparecerían hasta el Mundial que estaba
justamente en puertas. Hay otros dos grandes interiores izquierda, Gerson, cerebral armador del
medio campo, y el activo Rivelino, poseedor de un disparo fenomenal. El seleccionador, João Saldanha,
empieza a preguntarse si ha llegado la hora de prescindir de Pelé.

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Saldanha fue periodista y seleccionador


El 26 de abril, en el curso de una tanda de amistosos concertados para preparar el Mundial, Brasil recibe a Bulgaria en São Paulo.
Saldanha deja en el banco a Pelé, que saldrá en el segundo tiempo, con el 13 a la espalda. El partido
acaba 0-0 y Saldanha es cesado de forma fulminante. La CBF, ante el estruendo, nombra
seleccionador a Zagalo, el compañero de ala de Pelé en los Mundiales victoriosos de 1958 y 1962.
Zagalo debutó como seleccionador a los tres días, en partido contra Austria, en Río. En la misma
mañana, consciente de lo difícil que es armar el equipo con tantos dieces, pide a los propios jugadores
que resuelvan el problema. En el hotel Palmeiras, en la habitación de Pelé y el mismo día del partido
se reúnen los mandamases del grupo: Clodoaldo, que es el de más personalidad de todos, Gerson,
Tostão, Rivelino y el propio Pelé. De ahí sale el acuerdo de crear la «delantera de los cinco dieces»,
que formarán Jairzinho (Botafogo), Gerson (São Paulo), Tostão (Cruzeiro), Pelé (Santos) y Rivelino
(Corinthians). Lo de los cinco dieces, como ha pasado a la historia, no es exacto, aunque sí bonito.

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Zagalo

Jairzinho jugó de 10 muy en sus inicios, y volvería a hacerlo, ya mayor, cuando perdió velocidad. Pero
en aquellas fechas era un extremo puro. Los otros cuatro sí eran dieces en sus equipos, jugadores de
media punta, acostumbrados a moverse cerca del delantero de referencia. La delantera será una
maravilla. Brasil ganará sus partidos contundentemente, con un total de diecinueve goles marcados.

Jairzinho se convertirá en el segundo jugador que marca en todos y cada uno de los partidos de una
fase final de la Copa del Mundo. Ya lo había hecho Fontaine en 1958. Jairzinho jugó seis partidos y
marcó en todos, en uno de ellos por partida doble, con lo que sumará siete goles. Pelé hará cuatro y
dejará para la historia algunas de las imágenes más bellas para la historia del fútbol, como su regate
sin tocar el balón a Mazurkiewicz o su tiro desde el medio campo a Viktor. Esos dos goles no entraron,
se fueron al limbo, pero quedaron como jugadas inolvidables. Rivelino hizo tres, Tostão dos y los tres
restantes se los repartieron entre Gerson, Clodoaldo y Carlos Alberto. Aquella delantera de cinco
estrellas de distintos equipos funcionó a la perfección y quedó para la historia como un argumento
definitivo a favor del talento de los jugadores, por encima de cálculos de conveniencia táctica.

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Jairzinho, Gerson, Tostão, Pelé y Rivelino. ¿Cuanto valdría hoy esta delantera?


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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

MEXICO'70 (IV)
La parada de la historia: Banks a Pelé
(Termino -por fin!- la serie del Mundial México'70 que tenía algo abandonada)

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Quizá las tres imágenes más impactantes del Mundial’70 las protagonizara Pelé. Una de ellas, con un chut
desde el círculo central, cuando vio adelantado al meta checoslovaco Viktor, y conectó un tiro por sorpresa
que salió lamiendo la escuadra. No entró, pero aquella jugada, intentada desde entonces, a veces con éxito, a veces no,
por muchos otros jugadores, sigue llamándose «el gol de Pelé», a pesar de que no entró. Otra fue, ya en
semifinales, su regate al meta uruguayo Mazurkiewicz. Le enviaron un pase diagonal desde la izquierda, corrió hacia el
balón, perpendicularmente al marco; en la dirección contraria, arrancó Mazurkiewicz, esperando llegar antes al balón;
atacante, portero y balón coincidieron prácticamente en la media luna y entonces Pelé, en lugar de tocar el balón, saltó
sobre él y se desplazó a la izquierda, pasando por la derecha de Mazurkiewicz que, sorprendido por la maniobra, se giró
hacia él y dejó que el balón le cruzara por delante. Pelé, a su vez, giró a la derecha, rodeó al portero por detrás y
disparó a puerta vacía, pero el remate se le fue demasiado cruzado y salió fuera por poco.

VER VÍDEO

Otro gran gol que se
le escapó. Pero tan comentada o más que estos dos goles al limbo fue la parada que Banks le hizo a Pelé el día que se
enfrentaron Brasil e Inglaterra, 7 de junio, en el Estadio Jalisco, en Guadalajara, segunda jornada del grupo 3. Los dos
habían ganado el primer partido. Se entendía que el que ganara este sería campeón de grupo. Ganó Brasil, con gol de Jairzinho,
pero la jugada más recordada no fue aquel gol, con ser bueno, sino la parada de Gordon Banks. Fue en una escapada por la derecha
del propio Jairzinho, que se fue de Cooper, llegó hasta los fotógrafos, como mandaban los cánones, y
lanzó un centro preciso hacia la llegada de Pelé, que apareció volando, con todas las ventajas, y cabeceó con plenitud,
picando el balón, para que botara antes de la raya, lo que hace más difícil detenerlo. Banks, que volvía del primer palo,
intuyó el remate, se lanzó y alcanzó apenas a desviar un poco el balón, modificando su trayectoria lo justo para hacerla más
vertical y conseguir que saliese por encima del larguero, a córner. Pelé se quedó estupefacto: «Yo marqué un gol
ese día —contaría después Pelé—, pero Gordon Banks lo paró»
.

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Banks, apodado «el Chino» por sus ojos algo oblicuos,
fue un grande. Repartió su carrera entre el Leicester y el Stoke City, pero sobre todo fue el portero de Inglaterra en los
mejores años de esta, en la que estuvo desde 1963 a 1972. Fue portero de su selección cuando esta se proclamó campeona del
mundo, en el 66. En este Mundial, tardó 442 minutos en encajar el primer gol, que no llegaría hasta la semifinal, marcado
por el portugués Eusebio de penalti. Alto, ágil, extremadamente sobrio, fue considerado el mejor del mundo con posterioridad
al soviético Yashin. Inglaterra se clasificó segunda de grupo y en cuartos se cruzará con la RFA de Franz Beckenbauer
Uwe Seeler y Gerd Mueller.
Banks sufrió una
indisposición por una cerveza en mal estado y no pudo jugar ese partido: «De todos los jugadores que podríamos haber perdido,
hemos tenido que quedarnos sin él»
, se lamentó Ramsey. Inglaterra perdió 3-2, en la prórroga gol del torpedo Mueller, y Bonetti, su sustituto, tuvo
algo que ver en ello. Banks perdió su puesto en la selección en 1972, tras un accidente de automóvil que le afectó la vista
del ojo derecho. Aun así, en 1977 fichó por el Fort Lauderdale, como un atractivo más en la NASL, que esos años buscaba impactos.
Fue un grande, que sabe que su nombre quedó ligado a esa parada, más que a toda su luminosa trayectoria: «La gente no se acordará
de mí porque gané un Mundial, sino por aquella parada. Nadie me habla nunca de otra cosa que no sea eso»
. Y es que fue la mejor
parada de la historia.

VIDEO DE GORDON BANKS:

Gordon Banks en Historias del Fútbol


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gorrogoma
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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

¿Por qué se conoce a la Juventus como la Vecchia Signora?
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El conjunto italiano es uno de los equipos más laureados de Italia y su apodo de Vecchia Signora es famoso en todo el mundo.
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En el mundo del fútbol hay clubes a los que se le conoce tanto por su nombre deportivo como por su apodo principal.
Podríamos señalar múltiples ejemplos, pero nos vamos a centrar en uno de los más representativos: la Vecchia Signora.
Para ello viajamos hasta el norte de Italia, concretamente a Turín. En la capital de la región del Piamonte reside un
equipo legendario como la Juventus cuyos seguidores han saboreado las mieles del éxito durante muchos años.


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Formación pionera de la Juventus

La historia de la Juventus comenzó en un banco de Corso Re Umberto, una de las calles más famosas del centro de la
ciudad de Turín. Un grupo de amigos compartía afición por el fútbol, un deporte recién importado desde Inglaterra
y tuvieron la idea de fundar un club. Los chicos pertenecían a una clase social alta, pero el de mayor edad solo tenía
17 años y eso fue lo que motivó el nombre originario del club. En latín, el nombre "Juventus" significa juventud. Por
todo ello, el 1 de noviembre de 1897 nacía el ‘Sport Club Juventus’.

¿Dónde y cuándo nace el apodo de Vecchia Signora?
Y ahora bien, ¿dónde nace el apodo de la Juventus como la Vecchia Signora? Precisamente en estos jóvenes fundadores.
Dada su pertenencia a la alta aristocracia italiana, muchos de ellos estudiaron licenciaturas en Inglaterra. Desde
comienzos del siglo XX, la clase obrera denominaba a los hombres nobles 'Vecchios Signores' por su característica forma
de caminar por las avenidas y calles, así como por sus portentosas y lujosas prendas de vestir.

A ello hay que sumarle años después la llegada de Edoardo Agnelli, hijo del fundador de FIAT, a la presidencia de la
Juventus quien consiguió mantener a flote al club pese a atravesar una delicada situación económica. La gestión del
mandatario de la Juventus provocó entonces que muchos de los trabajadores de la compañía comenzaran a llamarles los
‘Vecchios Signores’ en señal de respeto y agradecimiento por lo que había logrado. Así, el apodo de la Juventus como
Vecchia Signora fue ganando adeptos dentro incluso de sus propios aficionados.

El primer presidente de la Juventus fue Enrico Canfari; el primer campo de juego fue la Piazza d’Armi (Patio de Armas)
y el equipo comenzó vistiendo de rosa. Con la misma camiseta, el club hizo su debut en el campeonato nacional en 1900.
Tres años después, los colores Bianconeri, que procedían de Nottingham, se instauraron de manera definitiva en la
indumentaria de la Juventus.

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Una formación de la Juve luciendo ya su clásico uniforme bianconero

Durante toda su historia, la Juventus se ha convertido en el equipo italiano más laureado siendo además el primero
en haber conquistado todas las copas de Europa. La Juventus tiene la palabra victoria escrita en su ADN. Y desde el
1 de noviembre de 1897, día de la fundación del club, el éxito no era solo un objetivo, sino una razón de ser. Se actual
palmarés contempla los siguientes trofeos:

38 Scudettos de la Serie A
2 UEFA Champions League
13 Copa de Italia
2 Copas Intercontinentales
3 Copas de la UEFA
2 Supercopas de Europa
1 Copa de la Intertoto
1 Recopa de la UEFA
8 Supercopas de Italia


Mancha negra en la historia del club fue el denominado caso ‘Moggigate’, escándalo que azotó en 2006 al fútbol italiano.
La Juventus fue descendida a la Serie B y desposeída de dos ‘scudetto’ (2004-2005 y 2005-2006) por su implicación en la trama de corrupción.
A Luciano Moggi, director general del club turinés, le cayeron 5 años por influir en los árbitros para ganar partidos y en 2011 fue inhabilitado de por vida.
Otros clubs implicados y fuertemente sancionados fueron Fiorentina, Lazio y AC Milan.

Imagen
Una imagen de Luciano Moggi (derecha), principal cabecilla del escándalo, junto a Fabio Capello.

Los hechos sucedieron durante la temporada 2004-2005. La investigación se basó en llamadas telefónicas interceptadas que llevaron
a la fiscalía de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) a acusar a los clubs y dirigentes implicados de conspirar para obtener
ventajas en los resultados de partidos clave de la Serie A mediante la designación de determinados árbitros.

Como consecuencia de su descenso, la Juventus se vio obligada a traspasar a prácticamente todas sus figuras, como
Zlatan Ibrahimovic (Inter), Fabio Cannavaro (Real Madrid), Gianluca Zambrotta y Lilian Thuram (ambos al Barça).
En cambio, se quedaron Gianluigi Buffon, David Trezeguet, Alessandro Del Piero, Mauro Camoranesi y Pavel Nedved,
que lideraron un grupo que solo necesitó una temporada para recuperar la categoría como campeón de la Serie B.

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Zlatan Ibrahimovic y Fabio Cannavaro en su época en la Juve. Dejaron el club tras ser descendido a la Serie B


Por si te interesa:
Historia de la Juventus de Turín -wikiwand.com


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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

ImagenHistoria de un apodo: Los Diablos Rojos del Manchester United
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El origen por los que el histórico equipo comenzó a ser llamado "The Red Devils" en Inglaterra y posteriormente en todo el mundo.
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Una formación del Manchester United


Esta vez es el turno del Manchester United. Hoy por hoy el club con más títulos en la
Premier League y que es conocido mundialmente como "The Red Devils" (Los Diablos Rojos).
Sin embargo, no siempre fueron llamados de esa forma.

Desde su fundación en 1878 el nombre original fue "Newton Heath LYR Football Club" y eran el equipo del depósito
ferroviario Lancashire and Yorkshire Railway Company.

No obstante, en 1902 (24 años después) el equipo cambió de dueño y de nombre, adoptando el actual: Manchester United.

En 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, el escocés Alexander Matthew Busby tomó la dirección técnica del Manchester United y
años más tarde instauraría el apodo de 'The Red Devils'.

La historia pondría a Busby como el segundo entrenador que más tiempo pasó en el banquillo del United, únicamente por detrás de Sir Alex Ferguson.

Sin embargo, antes de ser conocidos como The Red Devils, los dirigidos por Alexander Matthew fueron bautizados como "The Busby Babes",
debido a su concepción futbolística, que impulsaba ante todo el debut de los jóvenes canteranos del club.

A la postre esto rendiría frutos y conseguirían un doblete en la Liga de Inglaterra (1955-56 y 1956-57).

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Sir Matt Busby, el "Arquitecto de los sueños".

En 1958 el Manchester United sufrió un accidente aéreo tras regresar de un duelo ante el Estrella Roja de Belgrado por la Copa de Europa.

Esto fue conocido como el Accidente Aéreo de Múnich y arrojó un saldo de ocho jugadores fallecidos, mientras que dos más sufrieron
lesiones que los obligaron a retirarse de por vida. Desde ese momento Busby rogó a la prensa no llamarles más “The Busby Babes”.

Con la premisa de encontrar un nuevo apodo, Busby se encontró con una historia que lo marcó y marcaría de por vida a la institución.

Los orígenes de los Diablos Rojos en Europa

El entrenador del Manchester United descubrió que en la década de los años 30 un equipo inglés de rugby de nombre "Salford City Devils"
llevó a cabo una gira por Francia, vestían de rojo y se hacían llamar "The Red Devils".

Pronto el nuevo apodo se popularizó entre las masas y la fiebre por los Diablos Rojos se expandió en artículos como bufandas con bordados
de diablos y la frase "The Red Devils". Para 1970 el impacto fue tan grande que el dibujo del diablo se incluiría en el escudo del club.

Manchester United es una institución reconocida y respetada a nivel mundial, con el paso de los años han forjado su historia y en sus
vitrinas cuentan con innumerables trofeos, entre los que destacan veinte títulos de la Premier, dos Champions League y doce FA Cup.


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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

El fútbol como fenómeno político

El fútbol, "transmisor" de ideologías políticas

A lo largo de la historia del fútbol -la historia del siglo XX se podría decir- el vínculo entre el fútbol y la política ha sido muy estrecho, y se ha identificado a este deporte como un aliado inseparable de fascismos y dictaduras que hallaban en los éxitos futbolísticos un mecanismo generador de ideología y acción propagandística. Benito Mussolini, Adolf Hitler y Francisco Franco fueron tres de las personalidades más activas en la utilización del balón como proveedor ideológico de sus respectivos regímenes.

El caso italiano: Mussolini y los Mundiales de 1934 y 1938

El primer régimen que se sirvió del fútbol con fines políticos fue el fascismo de Benito Mussolini en Italia. El dictador había subido al poder el 28 de octubre de 1922 al frente del Partido Fascista Italiano. Pronto se erigió en el artífice del resurgimiento de la supremacía italiana inspirada en el modelo del Imperio Romano y tres años fueron suficientes para instaurar la primera dictadura fascista en Europa.

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Cartel anunciador del Mundial de 1934


Mussolini no era un entusiasta del fútbol, pero enseguida se percató de las enormes posibilidades que brindaba el balón para ganarse a la opinión pública. Como oportunista, aprovechó el momento. Sabía que el fútbol era un deporte de masas y por tanto ahí era donde debía dirigirse. El Gobierno necesitaba el apoyo popular, y el apoyo popular se encontraba en el balón. Para los fascistas el fútbol era algo más que un deporte, ya que permitía concentrar en un espacio propicio para la puesta en escena a considerables muchedumbres, ejercer sobre ellas una fuerte presión y alimentar los impulsos nacionalistas de las masas.

En 1934 Italia acogió la II edición de la Copa del Mundo. Mussolini era consciente de lo que representaba organizar un acontecimiento de tal envergadura y anhelaba que su país fuera sede del evento para difundir al resto del mundo su ideología y exhibir el poderío militar y expansionista de su régimen. El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giorgio Vaccaro, afirmó: «La última meta del acontecimiento será la de demostrar al universo lo que es el ideal fascista del deporte».

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Mussolini (en el círculo) durante un partido. A la izquierda, de pie, el general Vaccaro, presidente de la federación italiana.

Suecia, el otro país con opciones para organizar el Mundial, retiró su candidatura sin explicar las razones. Parece ser que las presiones diplomáticas de Mussolini fueron suficientes para deshacerse del país nórdico. La selección uruguaya, previendo el transcurrir del campeonato, se negó a participar: «No iremos en rechazo al régimen fascista italiano y a la utilización política que se hará del evento».

Poco antes del comienzo del campeonato el líder fascista comunicó a Vaccaro en un conciso pero claro mensaje cuáles eran las pretensiones del certamen:
- No sé cómo hará, pero Italia debe ganar este campeonato.
Vaccaro, ingenuo, contestó:
- Se hará todo lo posible.
La respuesta de «Il Duce» fue contundente:
- No me ha comprendido bien. Italia debe ganar este Mundial. Es una orden.

Para que no se descuidase detalle alguno, Mussolini asumió el control total de la organización del certamen. Todo el campeonato fue un programado ejercicio político. Los carteles que anunciaban el evento mostraban la figura de un jugador italiano con con el brazo extendido haciendo el saludo fascista. El estadio de Turín pasó a llamarse Stadio Mussolini. Y los jugadores de la selección, a los que el mandatario italiano denominaba «soldados al servicio de la causa nacional», comenzaban y terminaban los partidos saludando al público con el brazo extendido en alto y cantando a Italia.

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La Selección de Italia realizando el saludo fascista

La idea de Mussolini de mostrar al mundo el poder italiano no era sólo un pensamiento, sino que fue acompañada de símbolos que así lo corroborasen. Para ello, «Il Duce» mandó diseñar un trofeo especial destinado al campeón seis veces más grande que el de la edición anterior, en cuya parte inferior aparecía una inscripción que decía: «Coppa del Duce».

Para asegurarse una selección nacional de éxito creó la figura de los oriundos -que tanta importancia tendría en España posteriormente-, descendientes de italianos en el extranjero que eran nacionalizados. Mussolini sabía que el buen fútbol estaba al otro lado del charco, en tierras latinoamericanas, donde existía una amplia colonia italiana. Por ello mandó fichar a esos grandes jugadores, los nacionalizó y así se incorporaron a la selección nacional. Fueron los casos de Monti y Orsi (Juventus), Guaita (Roma), Guarisi (Lazio) y Demaría (Ambrosiana).

En un Mundial diseñado a la medida de «Il Duce» el dictador se preocupó personalmente de designar a los colegiados que debían pitar los partidos y no se perdió ni un encuentro del combinado italiano, que presenció desde la tribuna del palco.

España fue una de las selecciones que sufrió la parcialidad de los arbitrajes aleccionados por el dirigente fascista. Italia venía de derrotar a Estados Unidos en octavos de final por 8-1 y España a Brasil por 3-1. En cuartos de final ambos países debían jugarse el pase a la siguiente fase. Era una final anticipada, ya que ambos equipos venían desplegando el mejor juego. España se adelantó en el marcador en el minuto 31 con gol de Regueiro. Cuando el primer tiempo estaba a punto de finalizar, Ferrari empató el marcador, pero el árbitro belga Louis Beart anuló el tanto por clara falta de Schiavo a Zamora. Los italianos enfadados comienzan a reclamar y el colegiado, tras consultar con el juez de línea, concedió el tanto.

En la segunda mitad el árbitro fue protagonista de nuevo al anular un gol a los españoles por un fuera de juego inexistente. Con empate a uno se llegó al final. El partido de desempate se jugó al día siguiente, el 1 de junio. Los italianos ganaron 1-0 gracias a un gol de Meazza en el minuto 11. El suizo René Mercet también tuvo notable influencia en el marcador final al anular un tanto al equipo español. La actuación del colegiado fue tan descarada que la federación de su país le suspendió de por vida. Después del partido el colegiado belga John Langenus, que cubría el evento como periodista, dijo: «España, verdadero campeón del mundo […]. Italia necesitaba ganar. Cosa natural, pero no se preocupó de impedir que se viera tan claramente».

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La Selección española en 1934

El defensa Jacinto Quincoces, integrante de aquella selección y nombrado mejor lateral izquierdo del torneo, recordaba tiempo después: «Dominamos claramente y sólo nos pudieron marcar después de que a Zamora lo metieran en la portería de un puñetazo. Además anularon un gol a Lafuente por fuera de juego cuando había hecho una jugada individual en la que dribló hasta el banderín de córner. Luego en el desempate teníamos siete lesionados de los palos que nos habían dado. Yo tuve que jugar lesionado. Pero nuevamente recurrieron a los golpes y a un arbitraje muy parcial para ganarnos».

Pedro Escartín, que fue jugador, seleccionador nacional, árbitro internacional y periodista -«en el fútbol lo he sido todo, menos balón», dijo en cierta ocasión- también comentaba este episodio así: «Fue el partido más politizado, anormal en su desarrollo. A España le limpiaron en sus dos partidos frente a Italia con dos arbitrajes parciales. En aquel Mundial hubo una funesta influencia de la política. Era la Italia de Mussolini. Además económicamente hubiera supuesto un gran fracaso que Italia fuera eliminada a las primeras de cambio». Los jugadores transalpinos recibieron una prima de 10.000 liras por cabeza.

Después de dejar en el camino a España, Italia se enfrentó en semifinales a Austria, la favorita del torneo. Fue el partido con mayor recaudación del Mundial: 811.526 liras. El encuentro contra los austriacos tampoco estuvo exento de polémica. Según se dice, el árbitro nombrado para el encuentro, el sueco Ivan Eklind, había cenado la noche anterior con el mandatario fascista. El equipo italiano ganó por 1-0 a los austriacos gracias a un claro fuera de juego no pitado. Bican, jugador austriaco presente en aquel encuentro, sostuvo hasta su muerte en 2001 que el partido estaba de parte de los anfitriones: «Por nuestro entrenador Hugo Meisl sabíamos que el árbitro estaba comprado y que iba a arbitrar a favor de los italianos. Hasta llegó a jugar con ellos. Cuando pasé un balón al ala derecha uno de mis compañeros, Zischek, corrió a por él, pero el árbitro se lo devolvió a los italianos. Fue una vergüenza».

En la final, en el Estadio del Partido Nacional Fascista, el rival fue Checoslovaquia. Asistieron más de 50.000 espectadores, la mayoría de ellos miembros del partido de «Il Duce». La descarada actuación del sueco Eklind en la semifinal no fue impedimento para que Mussolini le designase nuevamente como colegiado para el último partido del torneo. Antes del pitido inicial Eklind fue el único invitado al palco de honor para saludar al «Il Duce», lo que hacía presagiar el desenlace del encuentro. Si esto ocurría, lo normal era que se invitase a los capitanes de los dos equipos, y en su caso, al árbitro. Sólo acudió este último. Aquello mermó la moral de los checos, que conocían el precedente de la semifinal contra los austriacos.

En el descanso del partido, con el resultado de empate a cero, un enviado de Mussolini se personó en el vestuario italiano y entregó al seleccionador azzurri, Vittorio Pozzo, una nota manuscrita en la que decía:

-Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar.
Inmediatamente el entrenador se dirigió a los jugadores con el siguiente mensaje:
-No me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal.
Italia, como estaba previsto, ganó y ello a pesar de que en la portería contraria se encontraba el guardameta Planicka, apodado «el Zamora del Este». El resultado final fue 2 tantos a 1. Al día siguiente, los vencedores asistieron a la ceremonia de celebración que el líder fascista les había organizado vestidos con el uniforme militar.

La victoria de la plantilla transalpina proporcionó entonces una oportunidad propagandística inigualable para cimentar la imagen del país y de su dirigente y agasajar al régimen. El periódico Il Messagero destacaba el triunfo de la squadra azzurra con estas palabras: «Es en nombre de Mussolini por el que la juventud de la Italia fascista se hace fuerte en los estadios […]; es en nombre de Mussolini por el que nuestro equipo se ha batido en Florencia, en Milán y ayer en Roma para conquistar el título mundial».

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Los italianos celebrando la consecución del Mundial

El control que ejerció «Il Duce» sobre toda la organización de la competición fue absoluto. Cuando acabó el certamen, el presidente de la FIFA en su correspondencia diaria con su secretario general decía: «Tengo la impresión de que no ha sido la FIFA la que realmente ha organizado la Copa del Mundo, sino Mussolini». «Il Duce» salió fortalecido del evento y su popularidad se vio incrementada notablemente, lo que sirvió para que el fascismo se convirtiese en una especie de religión laica.

Cuatro años más tarde, ésta vez en Francia, el conjunto italiano repitió triunfo. El campeonato, con el mundo convulsionado y la guerra en ciernes, también estuvo ensombrecido por cuestiones políticas.

Italia se deshizo de Noruega (2-1) en octavos de final; de Francia (3-1) en cuartos; y de Brasil (2-1) en la semifinal. El partido contra los franceses, el 12 de junio, se jugó en medio de un gran ambiente hostil. El Gobierno francés era uno de los que había otorgado asilo político a los fugitivos de la dictadura fascista. La situación se hizo más tensa cuando los italianos saltaron al terreno de juego con las camisetas negras del fascismo e hicieron un tímido saludo imperial, lo que provocó una gran pitada del público asistente al estadio.

En el último partido del campeonato la selección italiana debía enfrentarse a Hungría. «Il Duce», conocedor de la importancia de la victoria para continuar demostrando al resto del mundo la superioridad del régimen fascista, envió la víspera del partido un telegrama intimidatorio a los jugadores italianos en el que les advertía: «Vencer o Morir».

La consigna de Mussolini se cumplió e Italia se consagró de nuevo campeona del mundo tras vencer por 4 tantos a 2. Después del partido el guardameta húngaro, Antal Szabó, afirmaba:
-Nunca en mi vida me he sentido más feliz después de un partido.
Ante la mirada atónita de los allí presentes añadió:
-He salvado la vida a once seres humanos. Me han contado antes de empezar el partido que los italianos habían recibido de Mussolini un telegrama que decía: «Vencer o Morir». Han vencido.

Los periódicos italianos tampoco desaprovecharon esta ocasión para hacer propaganda. El éxito era atribuido «a la excelencia atlética y espiritual de la juventud fascista en la misma capital del país cuyos ideales y métodos son antifascistas». El rotativo deportivo La Gazzetta dello Sport calificó esta segunda copa como «la apoteosis del deporte fascista en esta victoria de la raza» además de ser «una gran victoria para el nombre y prestigio de “Il Duce”».

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La Gazzetta dello Sport


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Mensaje por gorrogoma »

EL LOCO MONTAÑO

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Elio Rubén Montaño (Argentina 1929 - 2016)

Un personaje del fútbol por su gracia, además de su capacidad como jugador y goleador. Díscolo, a veces irrespetuoso, pero capaz de inventar en cada jugada. Para la época, un típico jugador de la calle, ingenioso, alejado de tácticas o de indicaciones técnicas. Así era fuera del campo, y recorrió diversos equipos locales y del exterior con la frescura de su fútbol innato.

Integró la Selección en los Panamericanos de México en 1955 y fue figura en el Peñarol y en el Danubio de Montevideo en donde fue goleador del Campeonato Uruguayo. Jugó en el Huracán, Boca, Rosario Central y Newell's de Rosario, en el Sporting de Portugal y el Deportivo Galicia de Venezuela. Varias anécdotas señalan su manera de vivir. En el casino uruguayo, una vez, ya sin un peso, se tiró sobre la mesa y gritó: ¡Me juego!

Habiendo sido jugador del Newell's Old Boys de Rosario, pasó luego por Rosario Central y tuvo como compañero a César Luis Menotti, quien siempre contaba que en un clásico que Rosario ganaba 2 a 0 y se floreaba, con el 'Loco' Montaño dirigiendo la batuta. Pero los rivales reaccionaron y empataron el partido. La tribuna rosarina que momentos antes se deshacía en aplausos, comenzó a silbar e insultar a los suyos. Hasta que Montaño tomó una pelota cerca del área, regateó a dos o tres jugadores, dejó sentado al portero que salió a la desesperada, tocó suavecito a puerta vacía y se dio volvió para encarar a la hinchada. “¡Vieron giles, griten ahora, insulten, tírense con nosotros!” Lo que no sabía Montaño es que la pelota no había entrado, que se había quedado mansita contra el poste y que mientras él se desquitaba con la hinchada llegó un rival y la sacó. Cuenta Menotti que eran las diez de la noche y no podían abandonar el vestuario....

En Boca estuvo entre 1951 y 53, luego de su aparición en Newells, pero no pudo ganar ningún título. De esos años tengo una anécdota con Juan Vairo, arriba de un avión: "El loco me prendió fuego un diario. Yo estaba leyendo "Crítica" y me prendió fuego la parte de abajo. Enseguida se armó un despelote terrible. Tuvieron que tirar mantas para apagar el fuego. Nos querían matar, quisieron dejarnos en Brasil. Juan Vairo era tremendo, era muy loco. Nos divertíamos como nunca en cada viaje".

En Berlín, en 1949, en una gira de Newells Old Boys por Europa. Montaño tenía apenas 20 años: "La puedo contar yo y no se puede creer, pero el portero Julio Musimessi la contó hace años: Yo, una vez, tiré el córner e hice el gol de cabeza. Fue en una cancha abierta; había un viento huracanado. Fui a patear un córner con viento en contra. La pelota llegó al área grande y se retuvo con el viento. Y el viento la trajo hacia mí y cuando iba corriendo hacia el área metí el cabezazo".

En los dos años en Boca hizo varias giras por Europa, Centroamérica, Brasil y Chile. "Una vez le atajé un penal a Hormazábal, de Colo Colo. Porque en ese tiempo se viajaba con un solo arquero y habían echado a Musimessi. Agarré y le dije: Dame, dame la camiseta. Y me puse el buzo amarillo, me tiré para el lado que pateó el chileno y me dio la pelota bien de lleno en la cara. Al final ganamos 1 a 0, con un gol de Pierino González".

Algunos le decían 'Tuerto', otros lo llamaban 'Loco'. Los dos apodos de Elio Rubén Montaño. "El apodo de 'Tuerto' nació en Boca. Me golpearon en la cara, vino el masajista, el médico, todos a ver qué me pasaba. Y Venancio Acosta, uno que jugaba de cinco, me dijo dale, levantate tuerto. Tomá el ojo, se te salió".

En los tres años en Peñarol de Montevideo, Montaño consiguió ganar tres campeonatos seguidos. "Peñarol era un gran equipo, agarrábamos a los chicos en Montevideo y ya en el primer tiempo nos poníamos tres, cuatro o cinco a cero. Entonces, en la cancha embromábamos. Una tarde en el Centenario contra Rampla Juniors un defensor de ellos me tiró al suelo con una patada terrible y yo corté una mata de pasto, me paré y le digo: ¡Tomá caballo, comé! El árbitro se cagaba de risa…"

El "Loco" se destacaba por su forma de ser, pícara, ocurrente, traviesa y desfachatada: hablador, bromista, no sólo relataba dentro del campo las jugadas que realizaba, sino que también le gustaba la noche, el cabaret, la farra, que eran hábitos que no abandonaba ni siquiera los sábados, cuando Peñarol se concentraba en un hotel céntrico del que, obviamente, se escapaba. Hasta que una vez un dirigente resolvió concentrar junto al plantel con la idea de desenmascararlo.

Grande fue, entonces, la sorpresa del delantero cuando el domingo a las seis de la mañana volvía de la juerga y, al doblar la esquina, vio al directivo en la puerta del hotel, como si fuera un soldado haciendo guardia. Lejos de esconderse o amilanarse, el "Loco" enfiló hacia el "centinela" con el mismo atrevimiento que si viniera regateando y lo encaró, sin darle tiempo a que le recriminara nada: "¿qué dice, don? Ta’ lindo el día, ¿eh? Yo, por eso, aproveché, me levanté temprano y salí a caminar una cuadras..."

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Montaño en su etapa en Huracán

Fue en un Boca-Chacarita, en la Bombonera. Montaño quería vengarse de un golpe de Pizarro: "No era de pelearme. El único que me sacó de lugar fue Federico Pizarro. Me dio una patada acá (muestra una cicatriz en el mentón) y le dije: Ya vas a venir a la cancha de Boca. Y en la revancha, en un centro, lo mandé adentro del arco. ¡Se armó un quilombo! En lugar de cabecear la pelota le dí en el medio de la cara. Le partí todo, lo mandé al Hospital Argerich. Nunca busqué líos".

Esta que cuenta el Loco pasó en un partido entre Rosario Central y Atlanta, en 1962, con él como protagonista junto al Gitano Juárez y César Luis Menotti: "El Gitano me dice: al flaco Menotti no se la des, vas a ver cómo te putea. Como íbamos 4 a 0, nos pusimos de acuerdo para amagarle y dejarlo pagando. ¡La puta que te parió, Tuerto hijo de puta,! me gritaba. Así todo el segundo tiempo. Hasta que poco antes del final voy a sacar un saque de banda y le digo: ¿La querés, Flaco? Se la di, pero la agarró de voleo y casi me mata. El árbitro lo echó".

"La para Montaño, la pisa Montaño, le hace un caño al defensa -la tribuna ruge-, levanta la cabeza ¡qué jugador Montaño!, lanza un pase de 40 metros y se la pone en la cabeza al número 8, pero la pelota se va sobre el travesaño". Este era el loco Montaño, que tenía la costumbre de jugar al fútbol relatando el partido, lo que dejaba caliente a todos los contrarios, aunque ese no fuera su objetivo. El tipo sentía así el fútbol, como un relato radiofónico en el cual la ficción y la realidad se entremezclaban como una sinfonía.

Huracán había ido a jugar a Montevideo contra Peñarol, y en su equipo figuraba Elio Montaño. En una incidencia del encuentro el zaguero oriental William Martínez le pegó una fuerte entrada y Elio se le quejó desde el suelo. Martínez lo miró y le dijo: “No llores, que el fútbol es un juego de hombres...” Y ahí recibió la intencionada respuesta de Montaño: “¿Y si es un juego de hombres, vos qué hacés aquí adentro...? Dicen que a William hubo que frenarlo entre seis para controlarlo...

Tomás Ducó, presidente de Huracán en la etapa en la que se construyó el estadio (el que lleva su nombre en la actualidad), fue siempre una persona de mucha autoridad y escasa paciencia. En 1953, el equipo de Parque Patricios había conformado una delantera de estrellas con Boyé, Sánchez, Infante y el Loco Montaño. Las cosas, futbolísticamente, iban bien, hasta que llegó el momento de discutir contratos. Y los jugadores pretendían un dinero que los dirigentes no estaban dispuestos a darles. Ducó citó una noche a los futbolistas en forma individual, y cuando Montaño entró al despacho del presidente, Ducó lo recibió con una pistola 45 apoyada en el escritorio. El arreglo llegó casi inmediatamente. "Yo sabía que íbamos a arreglar el contrato enseguida", salió expresando Montaño.


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Re: Historias del fútbol

Mensaje por Kaneda »

Cuando el Real Betis impugnó la Liga ganada por el Sevilla Fútbol Club

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Así celebraron los jugadores del Sevilla el título de Liga (As)

La relación entre el Real Betis y el Sevilla Fútbol Club nunca ha sido demasiado buena ni a nivel de clubes ni de sus respectivas aficiones. Sin embargo, un hecho ocurrido en la temporada 1945-1946, en la que el conjunto de Nervión consiguió la que, hasta el momento, es su única Liga, supuso un antes y un después.

El ‘caso Antúnez’

Fue conocido como el ‘caso Antúnez’ y no afectó únicamente a los dos clubes más importantes de la ciudad de Sevilla sino que tuvo consecuencias en las altas esferas del fútbol español. Vayamos por partes.

Francisco Antúnez nació en Sevilla en el año 1922 y comenzó su carrera futbolística en el conjunto de Nervión. Cuando militaba en los juveniles del club sevillista fue fichado por el Real Betis, que por aquel entonces jugaba en Segunda. Era la temporada 1941-1942 y los béticos logran el ascenso a Primera con aquel joven centrocampista defensivo jugando sus primeros partidos como profesional con tan sólo 19 años.

Sin embargo, esta nueva andadura en la máxima categoría duraría muy poco y el conjunto verdiblanco vuelve a descender. Antúnez consigue la titularidad y se convierte en un futbolista importante las siguientes tres campañas. Con 23 años y mucho más maduro, el Sevilla Fútbol Club se interesa en él para incorporarlo a su plantilla. Como es lógico, la noticia no sienta nada bien en la afición bética.

Los problemas económicos del Real Betis

El Real Betis tenía graves problemas económicos, de hecho, la directiva adeudaba alguna mensualidad a la plantilla y el traspaso de Antúnez podía ser la solución. Ambas directivas se reúnen en casa del presidente bético, Eduardo Benjumea, el 23 de enero de 1945 y alcanzan un acuerdo por el cual el Sevilla pagará 80.000 pesetas de la época a la entidad verdiblanca. Una suma muy importante en aquellos años.

Si la afición del Betis ya estaba ‘mosca’ con el interés de su eterno rival en uno de los puntales de su equipo, ahora que el acuerdo era un secreto a voces la ira fue descargada hacia su propia directiva. Por este motivo, Benjumea (que no había firmado ningún documento todavía) decide dar marcha atrás. Es aquí donde la figura de Carlos Hernández, vicepresidente del club, cobra importancia ya que será el que asuma la responsabilidad de la operación y firme el contrato.

De esta manera, Antúnez cambia la camiseta del Betis por la del Sevilla que le cita de forma inmediata para el siguiente partido en Chamartín contra el Real Madrid. Según parece, una multitud de aficionados béticos acudieron a la estación de trenes para impedir que el futbolista viajara con la expedición sevillista. Por si fuera poco, el presidente del Real Betis envía a un notario para levantar acta en el caso de que el jugador suba a dicho tren.

Francisco Antúnez no aparece por la estación pero porque en realidad emprende el viaje por su cuenta en coche hasta Córdoba donde se une al resto de sus compañeros. No sólo juega el partido contra el Real Madrid (que finaliza en empate) sino que disputa los 10 partidos que quedaban para finalizar aquella Liga 1945-1946 y que, casualidades de la vida, gana el Sevilla Fútbol Club.

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El fichaje de Antúnez fue portada de los principales diarios deportivos (Marca)


El ‘caso Antúnez’ fue noticia a nivel nacional. El Real Betis al ver que el futbolista juega el partido en Madrid denuncia el caso ante la Federación Sur que presidía Antonio Calderón pero ésta da por bueno el traspaso. El club verdiblanco recurre el caso a la Federación Española que advierte al Sevilla del riesgo que corre al alinear al futbolista.

La Delegación Nacional de Deportes da la razón al Real Betis


Finalmente, un par de semanas después, la Federación Española da la razón al Sevilla Fútbol Club que, como dijimos antes, consigue su primer y único título de Liga con Antúnez como uno de los refuerzos clave. Pero si piensan que la cosa quedó ahí… están muy equivocados.

Con la competición finalizada, la Delegación Nacional de Deportes, a la que el Real Betis había recurrido, da la razón al club bético. El jugador debe regresar a Heliópolis. Es aquí cuando el club decide impugnar la Liga obtenida por el Sevilla ya que considera que deben darle por perdidos todos los partidos que juega Antúnez (un total de 10). Esto no sólo supondría perder la título sino que acarrearía el descenso de categoría.

Esta última reclamación no prospera y la Delegación Nacional de Deportes decide que el título del Sevilla es válido pero que, en efecto, el futbolista es del Betis. De hecho, Antúnez llega a jugar un amistoso más con los verdiblancos pero al estar el equipo en Segunda División y ante la posibilidad de que tuvieran que devolver parte del dinero del traspaso, finalmente, regresa al Sevilla.

Ante todo este lío comienza el carrusel de dimisiones. Dimite el presidente de la Federación Española de Fútbol, el de la Federación Sur así como el Presidente del Real Betis. Desde luego, un caso muy curioso que abrió heridas que, seguramente, todavía están por cicatrizar.


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Re: Historias del fútbol

Mensaje por gorrogoma »

El gol iluminado, uno de lo más lindos de la historia


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El llamado “gol iluminado” es una las historias más particulares y extraordinarias en la historia del futbol. Toma aún más relevancia cuando el protagonista es una leyenda del fútbol sudamericano, ¿Y por qué no mundial? Elías Figueroa, considerado uno de los mejores jugadores de la época, en donde también brillaba, Edson Arantes do Nascimento, conocido mundialmente como Pelé.

El hecho ocurrió en el Estadio Gigante da Beira-Río, un día 14 de diciembre del año 1975. El Internacional de Porto Alegre, pretendía ser campeón de la liga local, por primera vez en toda su historia.

Era un partido tenso en donde el primer tiempo terminó en tablas. Corría el minuto once de la segunda mitad y el mediocampista Valdomiro conducía el balón, hasta que fue derribado por un defensa del Cruzeiro, el rival de turno. Fue ahí cuando el árbitro, de aquel entonces, Dulcidio Boschilia pitó libre indirecto a en favor del Inter.

En aquel momento el partido seguía sin goles para ambos lados y estaba todo muy reñido, cielo se encontraba totalmente nublado, al igual que el partido. Valdomiro lanza la falta hacia el área buscando un cabezazo. Fue entonces cuando Elias Figueroa, interceptando el balón con su cabeza, ganándole el duelo a todos sus rivales, conecta un cabezazo que va a la portería rival, batiendo al arquero. Todo esto mientras un rayo de luz, apuntaba, justamente al defensa chileno, casi como si fuera una “intervención divina”. De hecho, aquel rayo de luz desapareció al instante luego de la jugada.

Aquel gol iluminado le otorgó el título de campeón al Internacional de Porto Alegre, ya que el partido terminó 1-0 a favor del Bicho Colorado y desatando un delirio por el campeonato obtenido y por la época de aquel gol “iluminado”.

¿Realmente el gol sucedió así?

Todos los archivos de imágenes y videos de la época lo confirman, el día estaba completamente gris y aquel día. Y aun de esta manera, tanto las imágenes como las imágenes del encuentro muestran claramente a Figueroa iluminado exactamente cuando marca el tanto. Y posteriormente el rayo de luz desapareció tan rápido como llegó.

Entonces, ¿fue una intervención divina? Muchos hinchas del Inter insistirán en que sí. Y durante los años que le quedaban a Figueroa en Brasil, tuvo que soportar que muchos extraños se acercaran a él para «tocar» a sus hijos enfermos para que se curaran milagrosamente.

Más allá de esta anécdota, Elías Figueroa fue uno de los mejores jugadores de su época, es considerado como uno de los mejores defensas centrales, tanto que el mismísimo Franz Beckenbauer, ha declarado que el chileno fue mejor que él.

Video del "gol iluminado" AQUÍ


"Al final todo irá bien y si no es así, es que todavía no es el final"
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